lunes, 8 de septiembre de 2008

El tiempo, palabra y obsesión que importó a mi vida mi camarada Adán. No diré qué piensa él, pero diré que pensando junto con él, me he engarzado a su obsesión a mi manera. El tiempo...lejos de querer definirlo, exponer sus víceras al campo, habría que pensar qué es lo que nos pasa hoy con el tiempo. El tiempo es constitutivo de la subjetividad, pensaba Kant. Es más o menos como decir que sin tiempo no podemos pensar. Igualmente pensaba del espacio y en verdad no sé cuál será más importante. Quizá son lo mismo, como han afirmado algunos pensadores de este siglo y el anterior, el espacio es el tiempo materializado, solo hay espacio mientras se transcurre en él. Idealismos, quizá. Lo que si me interesa es pensar el uso del tiempo como propuesta revolucionaria. ¿No será que mientras no busquemos darnos tiempo libre, de ocio, de no hacer ni madres, no podremos frenar esta maquinaria monstruosa que nos hace consumir, gastar, desgastar todo el tiempo? Pensamiento de clase alta, dirá más de algún trasnochado marxista, sólo disponen de tiempo libre los ricos. Podría ser, pero recuerdo que en la sierra tarahumara teníamos tiempo para dejar de pensar en él. ¿No es también cierto lo inverso? ¿Que quienes más tienen más buscan emplear su tiempo para gastar y consumir? Por otro lado también pensamos que no hacer nada sería lo peor, sería no abonar al contraefecto, a la lucha...Yo no sé, solo que a veces presiento que luchar es lo mismo que gastar y consumir. Me dirán: imbécil vivir es consumir. Quizá si, de alguna manera. Pero es diferente pegarse al celular todo el día que darse el tiempo para redactar una carta y recuperar el moribundo sistema postal. Quizá un día las manifestaciones más eficaces consistan en sentarse en un parque a meditar, todo el día.

No hay comentarios: