domingo, 9 de noviembre de 2008

Hoy encontré la fórmula más eficaz para recuperar el espacio perdido, recuperar la paz perdida de la soledad y el silencio. He aquí la receta completa, implica una transformación de sí, un trabajo ascético de día completo; por lo tanto, no es para los débiles: Amanecer crudito y preparado para un rico menudo rojo, bien servido con orégano, cebollita, chile rojo, limón y tortillita. Acompañarlo con taquitos de frijol con queso, tortilla bien aceitadita. Rematar con unos huevitos revueltos a la mexicana y yogurth de moras y avena. No olvidar el jugo de naranja, el cafecito o el chocolate. A la media hora volver por un trozo de pastel. Y a la hora preparar la botana: aceitunas rellenas de atún, salchichas bañadas en salsa tabasco, salsa magui, limón y chile tajín. Acompañar con refresco conviene. No demorarse mucho en abrir estómago para la comida del medio día. Recalentar el menudito y arrematar con otro trozo de pastel. No sin antes inaugurar solemnemente con unos ostiones ahumados. Garantizo una tarde rellena de turbulencias y paradas abruptas en los pasillos. Pero los resultados son espléndidos, los parientes y otros bichos saldrán corriendo del hogar. No hay mejor manera de limpiar la casa de visitas y recuperar la tranquilidad compartida del cielo estrellado. Después de todo, nada más noble que aromatizar el ambiente para ahuyentar los malos agüeros. Sin dañar mortalmente a nadie. A lo mucho le jalamos al hilito y nos quedamos más viejos. Tanto víctimas como victimarios, todos nos arrugamos parejo. Pero el que ríe primero ríe mejor y a costa de los demás. Adelántense, al que se duerme, le toca el peor golpe.

1 comentario:

Micro dijo...

jejejeee


nice

eso haré de ahora en adelante, a cada rato tengo visitas!

grr